Entre la periferia, un italiano. De los nombramientos que ha realizado este domingo el papa Francisco destaca su preferencia por los países de la »periferia» mundial: destacan los nuevos cardenales en América Latina y en Asia. Pero también hay espacio para nuevos nombramientos en Europa, como es el caso de Monseñor Francesco Montenegro, arzobispo por la región italiana de Agrigrento.
Su nombramiento, pese a ser tradicional, en el sentido de ser europeo, también es toda una declaración de intenciones del papa Francisco. Presidente de la Comisión Episcopal para las Migraciones, ha trabajado arduamente denunciando la precariedad y el problema de la inmigración, especialmente en el Mediterráneo, algo en lo que coincide con el actual pontífice.
Fue él quien organizó el viaje del papa Francisco a Lampedusa, abriendo los ojos al mundo de la tragedia del Mediterráneo. Allí ya lamentó la indiferencia del mundo. «Lampedusa es hoy un puente hacia el continente africano», una vinculación con Europa «que no se puede hacer de cuenta que no existe», expresó monseñor Montenegro, «pero el número de muertos parece no interesar porque se trata de personas con un color de piel diferente. Existe todavía mucha indiferencia», lamentaba.
Previamente, el arzobispo había aprovechado una visita a Roma para informar al Papa del problema de la inmigración en el país. «La inmigración no es una emergencia, tenemos que tener la valentía de parar de usar esa palabra. Hoy pueden llegar aquí 10 inmigrantes, mañana otros 100 o 1000, pero el problema no está en el número, ni que sean sólo 10, se trata de personas que sólo quieren vivir», subrayó.
Nacido en Messina, el 22 de mayo de 1946, cursó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario de la localidad, San Pio X. El 8 de agosto de 1969 recibió la ordenación sacerdotal. Durante dos años, ejerció su sacerdocio en una zona de los suburbios de la ciudad, hasta que fue nombrado secretario privado de monseñor Francesco Fasola, entonces arzobispo de Messina. Ejerció este cargo hasta 1978, cuando fue nombrado párroco de la Parroquia de San Clemente de esa localidad. Desde 1988 se ocupó de la dirección de Cáritas en la región y fue representante regional de la Caritas nacional. Desde 2003 hasta 2008, fue presidente de Cáritas Italia.
Ejerció además como profesor de religión, director diocesado del Apostolado de la Orzación, rector del Santuario de la Iglesia de Santa Rita y director espiritual en el Seminario. De 1997 a 2000 fue pro-vicario general de la archidiócesos de Messina-Lipari-Saint Lucia del Mela y desde 1998 Canónigo de la Catedral Capítulo Protometropolitano de Messina. En 2000, recibió la consagración episcopal. En 2008 fue nombrado arzobispo de Agrigento.